UNA HISTORIA REAL
Era aproximadamente el año de 1965, en la Republica Mexicana, en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco; yo tenia como 12 años de edad, cuando conocí a Juan Ignacio Manjarrez Bolaños, un muchachito como de 8 años inteligente y juguetón, desde un principio hicimos buena amistad, con un sentimiento de cariño que a durado muchos años. Vivimos muchas cosas juntos y gozamos ese momento, paso el tiempo ambos nos dedicamos a estudiar y nos veíamos con gusto todas las ocasiones posibles, ya más grande, Juan se fue a estudiar a Poncitlán, Jalisco, cerca de un pueblito donde Vivian sus padres, llamado, Atequiza, Jalisco y muy cerca de una empresa donde un día iniciaría su carrera de trabajo, nos veíamos en los fines de semana y también en vacaciones.
Me acuerdo que feliz estaba al platicar que había empezado a trabajar y que esperaba una vida llena de prosperidad y mucha felicidad y en efecto lo vi Progresar cada día durante muchos años, se caso y tenia dos hijos pequeños y nuestra amistad seguía, ahora junto con nuestras Esposas e Hijos ¿maravilloso verdad? Esto parece un cuento de Hadas y todos vivieron felices. Pero saben, no fue así, nadie imaginaba, que a ese maravilloso joven le cambiaria tanto la vida. Se le detecto una enfermedad que era incurable y mortal, que dos o tres meses bastaban para morir, llamada arteriosclerosis cerebral degenerativa, desconozco si haya sido por algo mal hecho en su vida o en su trabajo, ya que recuerdo me comentaba que había un grupo de muchachos que limpiaban equipos donde se elaboraban productos especialmente peligrosos, en fin lo que si me comento es, que el medico que lo atendía, le dijo que le quedaba poco de vida, tan poca que se dice que en forma sarcástica e inhumana, le dijo, si quieres te puedo dar tu certificado de defunción, Juan contesto con la fe que lo ha caracterizado me voy a morir pero cuando Dios quiera y tu no eres Dios.
Que lastima y que dolor, causan esos médicos de nombre pero tan inhumanos al dolor ajeno. Más, que equivocado estaba, pues no conocía a ese joven, que no se daba fácilmente por vencido y sobre todo lo que era capaz de hacer por el amor tan grande que sentía por su Esposa y sus Hijos, Juan empezó a caminar con dificultad, perdía la vista de un ojo, se fatigaba fácilmente y otras cosas mas, pero Juan sabia que no podía parar en ese momento, la pensión que le otorgaron por su enfermedad incurable era poco, sus familiares y amigos no podíamos hacer mucho, agraciadamente la empresa donde antes trabajo, le suministraba una de las pocas medicinas que controlaba su enfermedad, empezó a trabajar su Esposa y el con un pariente de buen corazón que no le exigía mucho, aunque a medida que su enfermedad aumentaba, era posible que no lo hiciera mas, sin embargo el se esforzaba por cumplir su trabajo como una persona normal, haciendo cosas que para otro enfermo igual, !!! Eran increíbles ¡¡¡¡
Me platicaba cuando nos veíamos, que había días que no podía levantarse y que le decía a Dios que si no lo ayudaba, no podría hacerlo y saben que, sacaba fuerzas de donde no había y se levantaba y lo hizo día a día, hasta sacar adelante a sus 2 Hijos, claro no lo habría logrado sin la ayuda de Lala su esposa, digna mujer de gran corazón que siempre ha estado con Juan y sus Hijos en todo momento.
Ahora ya han pasado aprox. 42111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111161111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111111 años y Juan Ignacio “ NO SE RINDE” mantiene su mente lucida y funcionado a costa de todo y lo felicito, porque nos pone la muestra a millones de personas que queremos darnos por vencidos cada día y a veces por pequeñeces, la ciencia no lo ha podido curar, pero tampoco puede explicarse como ha logrado vivir tantos años, ya que la mayoría de los demás enfermos murieron en unos meses, pero los que queremos a Juan sabemos que una fuerza espiritual muy grande lo ayuda a salir adelante, hoy sus amorosos hijos Juan y Adrián se encargan de llevarlo y traerlo, se encargan de todo lo que necesitan su Papa y su Mama, ellos supieron sembrar en buena tierra amor, comprensión y buenos deseos de hacer el bien, por eso también sus hijos, son una cosecha maravillosa, NO TE RINDAS JUAN, que un día recibirás el premio de tu siembra y dirás con satisfacción “ GRACIAS PADRE ” Valió la pena.
Con mucho Cariño Para Juan Ignacio, su Esposa Lala, Adrian, Juan Ignacio Jr. Sus Esposas e hijos.
Agradezco a su Esposa Lala y a sus hijos el poder difundir esta Partecita de la Vida de lucha persistencia de Juan Ignacio Padre y Amigo Querido. ¡Donde quiera que estés Juanito se que estas Feliz!.