Diversos factores explican la desaparición de las abejas
La Universidad de Salamanca acoge las XXX Jornadas de la Asociación Española de Entomología
María Pilar de la Rúa Tarín, investigadora de la Universidad de
Murcia, es especialista en el campo de la Apidología, la rama de la
ciencia que estudia los aspectos relacionados con la abeja de la miel.
Hace años que se observa cómo este insecto, de gran importancia no sólo
para el ser humano sino para la polinización de los ecosistemas, está
desapareciendo de manera alarmante y los científicos comienzan a saber
que la causa es una combinación de factores que incluye aspectos como el
cambio climático, prácticas agrícolas desfavorables o la aparición de
nuevos parásitos, según ha afirmado la experta en la inauguración hoy en
Salamanca de las XXX Jornadas de la Asociación Española de Entomología.
El problema afecta a la abeja de la miel pero también a otros
polinizadores, ha destacado María Pilar de la Rúa Tarín, encargada de
ofrecer la conferencia inaugural del encuentro científico organizado por
el Área de Zoología de la Universidad de Salamanca, una ponencia en la
que ha explicado que los conocimientos que los investigadores están
adquiriendo en este caso puede servir de paradigma para la conservación
de otros polinizadores.
“Es un insecto fundamental para muchísimos aspectos de la ecología de
diferentes ecosistemas y para la polinización, así que es importante a
la hora de potenciar los cultivos y también la flora autóctona y
silvestre”, ha señalado. En su desaparición, “son muchos los factores
que están influyendo”, aseguró tras la inauguración oficial de las
jornadas que tendrán lugar en el Edificio Dioscórides de la Facultad de
Biología entre hoy y el próximo viernes, 6 de septiembre.
Los estudios más recientes están relacionados con los plaguicidas,
que podrían estar desorientando a las abejas cuando tienen que volver a
la colmena. “Muchos son insecticidas y la abeja no deja de ser un
insecto, con lo cual se ve afectada por estas sustancias que se utilizan
en contra de otros insectos que sí son perjudiciales”, apunta.
El cambio climático también es un enemigo de las abejas, puesto que
este animal está directamente relacionado con la floración y ésta
depende del clima. “Los cambios bruscos pueden impedir a la abeja
obtener su alimentación adecuadamente”, afirma Pilar de la Rúa.
Lo mismo ocurre con algunas prácticas agrícolas, como la extensión de
cultivos monovarietales. “Imaginemos que nosotros nos tuviéramos que
alimentar de una sola sustancia: tendríamos problemas fisiológicos. A
las abejas les afecta de la misma manera”, indica.
En cualquier caso, en esta lista de factores tiene un peso muy
destacado el efecto de los parásitos. En ocasiones, la abeja de la miel
se tiene que enfrentar a parásitos que desconocía debido al movimiento
de las colmenas entre distintas regiones. Entre estas amenazas destacan
los ácaros del género Varroa, que son vectores de numerosos virus, y también microorganismos parásitos intracelulares conocidos como microporidios.
Fenómeno desigual
La desaparición de las abejas es muy desigual. En España, destaca
Galicia, donde están reportadas pérdidas de colmenas de alrededor del
30%, mientras que en el Sur del país la incidencia es mucho menor. En el
mundo, la alarma se sitúa principalmente en Estados Unidos, donde se
registran pérdidas del 50% de las colmenas.
Una vez que los científicos comienzan a detectar las causas también
tratan de poner remedio, por ejemplo, recomendando prácticas de manejo
más adecuadas. Por ejemplo, “realizar una trashumancia racional” en
lugar de los grandes traslados que se practican en Estados Unidos, que
abarcan varias franjas horarias. También sería necesario implementar
prácticas agrícolas que ayuden a las colmenas, de manera que el polen y
el néctar que les sirve de alimento a las abejas no procedan sólo de un
tipo de planta. “Si rodeamos los cultivos monovarietales de zonas
silvestres que puedan tener flora de otro tipo, la alimentación
mejoraría”, señala la experta.
Los patógenos y parásitos que les afectan tienen tratamiento, pero
debe realizarse “de una manera adecuada y precisa, que todos los
apicultores de una misma región los lleven a cabo al mismo tiempo para
que sean efectivos”.
Asimismo habría que emplear los plaguicidas “de manera racional”,
evitando que dispersen sin control, aplicándolos cuando no están las
abejas en el campo y tratando de que sean específicos contra el insecto
al que se quiere combatir.
Las investigaciones en torno a este tema son diversas. “En la
Universidad de Murcia nos dedicamos a la genética de la conservación”,
señala Pilar de la Rúa, “lo que hacemos es caracterizar las poblaciones y
ver cómo son de diferentes entre sí, porque las medidas de conservación
deberían ser distintas si tenemos poblaciones muy diferentes”.
Estudio de la diversidad genética
Por ello, “estamos relacionando la diversidad genética con la presencia de determinados patógenos y parásitos como Varroa para ver el efecto que tiene la incidencia de estos elementos en la diversidad genética de las abejas”. La diversidad genética es un elemento importantísimo para la conservación, porque permite a las abejas tener diferentes comportamientos frente a la llegada de nuevos elementos patógenos y de cambios a corto y largo plazo.
La especialista de la Universidad de Murcia preside en la Asociación
Europea de Apidología y es la organizadora de la celebración de la
próxima gran cita de los especialistas europeos de esta materia, la 6th European Conference of Apidology(Eurbee6), que se celebrará en septiembre de 2014 en Murcia.
Fuente: DiCYT