domingo, 18 de marzo de 2012

LAS ANCLAS DE LA MENTE.


Las Anclas de la mente

Amada persona de Dios. Salud a tu divino ser! ¿cómo has estado? Espero que muy bien. Paradójicamente, la pregunta que te acabo de realizar, es buena para introducirnos en el tema del título: las anclas mentales.

Sabes por supuesto que es un ancla, así que imagina que tu ser es el barco. Las personas no solemos tener bajo control las anclas de este barco. Esto quiere decir que la mayoría de las veces, se sueltan ante el más mínimo movimiento. Eso hace que le barco se detenga donde no debe hacerlo. Las anclas deberían ser solatadas ante la orden del Capitán del Barco, una vez que está en agua tranquilas, o cuando haya llegado a buen puerto nuestra embarcación. No antes.

¿Me vas siguiendo? Lo que quiero decirte ( y decirme, porque estamos reflexionando juntos) es que nuestras anclas se sueltan sin que nadie de la orden. Están tan sensibles, tan poco aseguradas y firmes, que ante movimientos del barco, o tormentas, ya se lanzan por sí solas, mientras el barco avanza. Eso hará que cuando hayamos recorrido un no muy largo trecho, seamos jalados, y como nos seguimos moviendo, daremos vuelta en círculos. ¿Y cual será el centro del círculo? El lugar donde el ancla está clavada. 

Ahora sí estamos en problemas. No podemos avanzar, aparentemente estamos prisioneros de un elemento de nuestro propio barco que nos hace dar vueltas en círculo, uno que no escuchó la voz del Capitán, sino que se suelta ante el menor inconveniente. Esas son las anclas de la mente.

Y quiero que veas bien esta imagen, junto a mí. Yo no estoy libre de ellas, a mí me hacen dar vuelta en císculos muchas veces. Yo no habla con ninguna autoridad, sólo comparto lo que me pasa, y que sé que a la mayoría de las personas les pasa. Quiero que aprendas también de mis momentos difíciles, de mis caídas, de mis lastimaduras. Es muy elocuente hablar como un maestro, pero no lo soy, así que escucha: las anclas de mi mente se han soltado, y debes ver cómo me afecta, cómo eso detiene a cada ser humano, y lo mantiene prisionero sin permitir que su barco navegue hasta buen puerto.

Hablábamos hace semanas del dar, luego de los ciclos de la mente, luego del perdón. Cuando nos aferramos a algo a través de nuestra mente, estamos anclados. Vivimos la ilusión de que seguimos navegando, pero no es así. Nuestro barco está dando vuelta en círculos, y viviremos los mismos momentos una y otra vez hasta que digamos: AH!, es eso, estoy otra vez pasando por lo mismo, porque no he levado el ancla! Estoy prisionero de un círculo, y paso una y otra vez por los mismos lugares. No podré continuar con este viaje si no levanto el ancla.

Las anclas se suelen echar en los siguientes lugares, así que márcalos en tu mapa de ruta:



Mar del Miedo

Océano del Rencor

Mar de la Muerte

Mar de Dudas

Océano de la Desconfianza

Océano de los Deseos

Océano de las Expectativas

Mar de las Enfermedades

Mar de las Mentiras y el Engaño

y el más difícil de los océanos: Océano de la Ilusión


Te los hago marcar porque son los que están en mi mapa. Son aguas intranquilas, peligrosas, donde muchos barcos naufragan. Toda embarcación a la que se le suelten anclas en estas aguas, corren peligros de naufragio. Pero los buenos navegantes no huyen de ellas, por el contrario: las recorren para conocerlas. Sólo debes entregarte al Capitán de tu barco. Y muchas veces creerás que está loco por hacerte atravesar estos sitios, y probablemente, cuando creas eso, ante el terror, dejarás caer las anclas.

Hasta aquí la reflexión en forma de metáfora. No te conformes con entenderla. Identifícate con las situaciones que atraviesas, y que te tienen dando vuelta en círculos. 

Por ejemplo: yo suelo tener echadas mis anclas en la mayoria de estas aguas, pero soy tan torpe marinero, que cuando el capitán me libera de alguna, voy por inercia hacia otra. El deja que yo aprenda de mi error, pero a veces es uno tras otro, y nunca llega la libertad. Y me pregunto ¿no será que temo inconcientemente arribar al puerto?. A propósito, muchos llaman a esa puerto Iluminación, otros marinos lo han anotado como Trascendencia.

Mi amada compañera, me acercó este libro cuando hablábamos de las cuestiones que nos atan. Y creo que algunas palabras de aquí son útiles para comenzar a levar anclas.

Extractos pertenecen a Conny Mendez.

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