El problema de uno es el problema de todos
Un
bello día, un ratón, antiguo habitante de una granja y amigo de todos
los animales de los alrededores, vio al granjero y a su esposa abriendo
un paquete. Lleno de curiosidad, se acercó, intentando descubrir el
apetitoso manjar que le esperaba, pero se asustó cuando vio qué era: una
ratonera.
Presa
del pánico, fue a avisar a sus amigos. Sin embargo... la gallina, al
recibir la noticia, le respondió: Disculpa, amigo, pero tengo más
asuntos de los que preocuparme. La ratonera, definitivamente, no es un
problema para mí...
El
cerdo, más amable, se mostró solidario y dijo: Sé que nada puedo hacer
sobre ello, pero puedo rezar. Te aseguro que lo haré.
La
vaca, a su vez, respondió con un mugido de cinismo: Ah, una ratonera.
¡No veo problema en eso! ¿Y el granjero? ¿Qué pretende hacer?
Triste
y abatido, el ratón volvió a su madriguera. Aquella misma noche se oyó
un ruido. La mujer del granjero, curiosa, fue a ver qué ocurría, pero en
la oscuridad no vio que la ratonera había atrapado la cola de una cobra
venenosa. y de este modo, al acercarse, ¡la cobra le picó! Tras el
incidente de la madrugada, el granjero llevó a su mujer al hospital.
Cuando volvían, ella, aún febril, ¿qué necesitaba ?
· ¡Una buena sopa de gallina con arroz! El granjero, sin vacilar: metió la gallina en la olla.
Como
la mujer no mejoraba, los parientes y vecinos vinieron a visitarla.
Ante tanta gente que alimentar, el granjero, sin pensárselo: ¡metió el cerdo en el horno!
Al final, la mujer murió. Hubo un gran funeral, vino gente de todas partes y, nuevamente, el granjero, sin dudarlo, ¡asó la vaca!
No
menosprecie los problemas ajenos creyendo que no le afectan. Recuerde:
una ratonera es siempre un riesgo, aunque sólo sirva para cazar
ratones...
Extraído de:
Dr. Lair Ribeiro. Ed. Planeta.
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