“Una construcción, ya sea un templo o una casa, pero también objetos,
alimentos, ropa, pueden ser consagrados a una entidad, a una idea, a fin
de servir a un trabajo determinado.
Cuando se consagra un objeto, en su
lado etérico quedan grabadas marcas, imágines tales que, a partir de
entonces, indican que el objeto pertenece a esta entidad, a esta idea,
está reservado.
El Cielo ha asistido a esta consagración, ha sido el
testigo. A partir de este momento, si unos intrusos intentan apoderarse
de él, son considerados culpables de una violación de domicilio, existe
una «policía» espiritual que los persigue y los expulsa.
Seguramente esto os sorprenderá, pero los objetos son como moradas
con puertas y ventanas por donde las entidades pueden entrar y salir.
Para que las entidades maléficas no usen estos objetos, consagradlos al
Señor, a la Madre divina, a las fuerzas luminosas y creadoras de la
naturaleza: quedarán reservados. ”
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