¿Podemos entrar en contacto con ellos?
La situación actual es la siguiente: todas las religiones bien organizadas creen en espíritus. Incluso muchos pueblos que pertenecen a religiones no organizadas creen en espíritus.
Las personas necesitan creer en algo.
Hay agnósticos son gente que espera encontrar una razón para creer, por
eso sólo dudan; al menos su mente está abierta. Los ateístas a menudo
dicen que no puede haber Dios a causa de todos los males y penurias del
mundo.
Con el paso de los siglos, muchos hemos
aprendido a recurrir a un tipo especial de espíritus: espíritus buenos
(ángeles) que son seres espirituales suficientemente evolucionados que desean
ayudarnos.
Muchas veces no nos responden. Pero hay una
causa para ello: como nunca han sido humanos, no saben qué es sufrir, tener
sed, estar hambriento o estar enfermo. A causa de que ellos no pueden saber que
deseamos o qué necesitamos, debemos pedir lo más claro posible. Por ejemplo: no
debemos decir “por favor libérame de mis preocupaciones”; si nosotros sabemos
cuál es nuestra preocupación, debemos decir por ejemplo: “acabo de ser
despedido de mi trabajo y no puedo pagar mis facturas sin un trabajo. Por favor
ayúdame a encontrar un empleo lo más rápido posible”.
Los espíritus también
evolucionan
En general, los espíritus también están en
evolución. Debido a que todavía no son perfectos, muchos regresan para ocupar
cuerpos otra vez.
En el mundo espiritual, muchos espíritus están
muy felices al descubrir las maravillas de la próxima vida; pero otros todavía
están aprisionados en su miseria: cuando sus cuerpos físicos mueren, ellos llevan
al mundo espiritual sus miserias y rabias con ellos, para compartirlos con los
que viven en la próxima vida aquí en la tierra. A estos espíritus les falta
mucho por aprender.
Clases de espíritus
La clasificación señalada aquí está basada en
el grado de avance en su evolución, en las cualidades que han adquirido y en
las imperfecciones que todavía tienen que eliminar.
Admitimos tres categorías principales. En la
TERCERA, que está al principio de la escala, vienen comprendidos los espíritus
imperfectos, caracterizados por el predominio de la materia sobre el espíritu y
la propensión al mal. Los de la SEGUNDA están caracterizados por el predominio
del espíritu sobre la materia y por el deseo del bien, y comprende los
espíritus buenos. La PRIMERA, en fin, comprende los espíritus puros, que han
alcanzado el grado máximo de perfección.
Espíritus
imperfectos
Hay predominio de la materia sobre el
espíritu, propensión al mal, ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las malas
pasiones que de él derivan. Sienten la existencia de Dios, pero no lo
comprenden. Todos no son esencialmente malos, y en algunos abundan más la
inestabilidad, la inconsecuencia y la malicia que la verdadera perversidad.
Unos no hacen bien ni mal; pero por lo mismo que no practican el bien,
demuestran su inferioridad. Otros, por lo contrario, se complacen en el mal, y
están satisfechos cuando hallan ocasión de hacerlo.
Pueden reunir la inteligencia a la perversidad
y a la malicia; pero, cualquiera que sea su desarrollo intelectual, sus ideas
son poco elevadas y sus sentimientos más o menos viles (despreciables).
Semejantes espíritus sienten un tormento incesante cuando ven la dicha de los
buenos, puesto que experimentan todas las angustias que pueden producir la
envidia y los celos.
Espíritus
buenos.
Hay predominio del espíritu sobre la materia y
deseo de hacer el bien. Sus cualidades y poder para practicarlo están en
proporción al progreso obtenido, poseyendo unos la ciencia, otros la prudencia
y la bondad, y reuniendo los más adelantados el saber y las cualidades morales.
No estando aún completamente desmaterializados, conservan más o menos, según su
progreso, los vestiglos de la existencia corporal (forma del lenguaje,
costumbres, manías, etc.) De no ser así, serían espíritus perfectos.
Entienden y perciben a Dios y el infinito, y
gozan ya de la felicidad de los buenos; son dichosos cuando hacen el bien e
Impiden el mal, y el amor que los une es para ellos origen de una dicha
inexplicable no alterada por la envidia, por los remordimientos, ni por ninguna
de las malas pasiones que atormentan a los espíritus imperfectos. Todos ellos
todavía sufren pruebas hasta que alcancen la perfección absoluta.
Como espíritus, provocan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del mal, protegen, durante la vida, a los que se hacen merecedores de protección y neutralizan la influencia de los espíritus imperfectos en aquellos individuos que desean mejorar.
Como espíritus, provocan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del mal, protegen, durante la vida, a los que se hacen merecedores de protección y neutralizan la influencia de los espíritus imperfectos en aquellos individuos que desean mejorar.
Las personas en quienes se ENCARNAN son buenas
y benévolas para con sus semejantes, no son orgullosas, ni egoístas ni
ambiciosas, y no sienten el odio, rencor, envidia ni celos, practicando el
bien, por el bien mismo.
A este orden pertenecen los espíritus conocidos en las creencias vulgares con los nombres de genios buenos, genios protectores y ESPÍRITUS DEL BIEN. En épocas de superstición y de ignorancia se les ha elevado a la categoría de DIVINIDADES bienhechoras.
Espíritus
puros.
La materia ya no influye sobre el espíritu.
Hay ABSOLUTA superioridad intelectual y moral con respecto a los espíritus de
otros órdenes.
Han recorrido todos los grados de la escala de
evolución y se han despojado de todas las impurezas de la materia. Habiendo
alcanzado la perfección, ya no sufren pruebas ni pagan por karma y, no estando
obligados a la reencarnación en cuerpos perecederos, viven la vida eterna en el
seno de Dios.
Gozan de una dicha Inalterable, porque no
sienten las necesidades ni están expuestos a las vicisitudes de la vida
material: pero aquella dicha no consiste en la ociosidad y contemplación
perpetuas. Ellos trabajan. Son mensajeros y ministros de Dios, cuyas órdenes,
acerca de la conservación de la armonía universal, ejecutan; dirigen a todos
los espíritus que les son inferiores, les ayudan a perfeccionarse y les señalan
su misión. Aquí, en el mundo físico, para ellos es ocupación agradable la de
asistir a los hombres en sus apuros y estimularlos al bien o a la enmienda de
las faltas, que les alejan de la felicidad suprema. Se les designa a veces con
los nombres de ÁNGELES, ARCÁNGELES o SERAFINES, los cuales responden a nuestro
llamado cuando necesitamos ayuda.
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