Por antonio tapia
Sunday 20 january 2013
Decía
monseñor Scognamiglio que “ La fiesta del Bautismo del Señor debe
inundarnos de esperanza y de santa alegría porque nos muestra la
fuerza regeneradora del perdón y de la misericordia divina, en el cual
debemos confiar en cualquier circunstancia de nuestra
vida”.
Hay acciones que realizamos que transgreden la Ley de Dios y que son consideramos porparte del que los realiza, como vergonzoso. Este estado de vergüenza inmoviliza de tal manera que nos incapacita para llegar al sacramento del perdón; otras veces la vergüenza de que el sacerdote nos reconozca.
Y asi pasan los días, perdiendo un tiempo precioso y que no estando en gracia podría ocurrirnos como a las vírgenes necias.
Hay acciones que realizamos que transgreden la Ley de Dios y que son consideramos porparte del que los realiza, como vergonzoso. Este estado de vergüenza inmoviliza de tal manera que nos incapacita para llegar al sacramento del perdón; otras veces la vergüenza de que el sacerdote nos reconozca.
Y asi pasan los días, perdiendo un tiempo precioso y que no estando en gracia podría ocurrirnos como a las vírgenes necias.
Esos
miedos, esas vergüenzas no son mas que una tentación para retrasarnos
en
acercanos a la confesión. El gran enemigo de Dios y de la santidad
humana, el demonio, en quien muchos no creen, sabe que la vergüenza es
uno de nuestros principales fallos.
No
tendría sentido, que Dios permitiera a su Hijo hacer el sacrificio de
entregarse
por nosotros tras una cruel Pasion, para alcanzarnos su amistad y
luego no admitiera nuestro arrepentimiento o no hubiera admitido que su
Hijo instituyera ese sacramento.
Pero Padre Dios, lo que quiere es que volvamos a El, por eso no debemos acercarnos con miedo, porque Dios nos va a perdonar y no solo eso, sino que va a borrar los pecados confesados; no nos va a señalar con el dedo acusador. Dios perdona y olvida, muy al contrario que nosotros.
Pero Padre Dios, lo que quiere es que volvamos a El, por eso no debemos acercarnos con miedo, porque Dios nos va a perdonar y no solo eso, sino que va a borrar los pecados confesados; no nos va a señalar con el dedo acusador. Dios perdona y olvida, muy al contrario que nosotros.
Dice
el mismo monseñor: “ agradezcamosle al Señor todo lo que ha hecho por
nosotros”, ya no solo el que nos acerque al Padre, sino la forma en
que nos ha acercado: padeciendo una cruel pasión. Mas de 300 golpes,
además de la flagelación, insultos… y este sacramento
debemos acercarlo a aquellos familiares y amigos que sde encuentren
an grave riesgo de muerte, es el mejor regalo que podamos hacerle: el
sacramento de la extremaunción.
No nos apartemos de este regalo que nos hace el Señor, que no quiere perder a
ninguno de los que el Padre le ha entrregado. Dejemos al lado la tentación y la vergüenza
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